Este artículo podría empezar con la típica imagen exterior del FF91, el omnipresente buque insignia de Faraday Future, encabezando el mismo. Pero su uso abusivo en medios de comunicación hace que se convierta incluso en contraproducente si se pretende generar interés sobre él. Una perspectiva de su interior (firmado con mucho gusto por Claudio Carbone) nos puede resultar más seductora para tal cometido.
A las puertas de 2023, la startup californiana afrontará su noveno año de vida con el desafío de hacer cumplir su eterna promesa: la de entregar las primeras unidades de su tan esperada creación. El pasado mes de Noviembre se anunciaba el enésimo retraso, y esta vez con la intención de que sea en Marzo cuando comiencen las entregas a clientes. Intención por otro lado difícil de lograr, puesto que FF asegura necesitar de más ayuda económica, en esta ocasión de 170 millones de dólares.
Y es en este punto donde radica el principal de los problemas actuales para el imberbe fabricante: la falta de liquidez. Una constante a pesar de que Faraday ha contado con ayudas financieras provenientes de amistades peligrosas como las de la inmobiliaria Evergrande o de la distribuidora de videojuegos THE9, ambas también de capital chino. Incluso se ha asociado con extrañas parejas de baile como Tata y Aston Martin que no llegaron a buen puerto. En realidad, mucho del dinero prometido nunca ha estado en las arcas de la empresa, mientras que el existente ha sido dedicado para pagar la costosa puesta en marcha del proyecto. Pero esto no evitaba dejar deudas millonarias a proveedores y una misteriosa gestión difícil de analizar por su opacidad.
La gestión de la empresa, en sus inicios muy llamativa y ostentosa por sus propuestas, ha cambiado en varias ocasiones y los planes se modifican a cada año que pasa. La gran gigafactoría proyectada en un inicio, la cual tuvo que paralizar sus obras por falta de efectivo, se ha acabado convirtiendo en la compra de una recatada fábrica en Nevada que fue propiedad de Pirelli, donde se construyen prototipos y unidades pre serie actualmente. Y mientras esto sucedia, diversos modelos han sido mostrados pero con una dudosa viabilidad y carentes de detalle alguno: un misterioso teaser del FFV9 que iba a ser un supuesto vehículo desarrollado para THE9, el FF81 que pretende ser un modelo de acceso a la gama fabricado en Corea del Sur junto a Myoung Shin, y una misteriosa furgoneta filtrada en patentes. Solo el FF91 se ha mantenido como entidad propia en el catálogo de la firma.
Sin apenas cambios pero en un continuo desarrollo hacia su producción en masa, el FF91 vio la luz de los focos por primera vez en Enero de 2017, en un evento organizado con la mayor de las grandilocuencias durante la feria del CES de Las Vegas. Su silueta de corte monovolumétrico y opulento interior impactó junto a un paquete de baterías eléctricas que promedian 1050 CV y 600 km de autonomía y la promesa de un avanzado sistema de conducción autónoma. Estos apabullantes datos hicieron que llamase la atención a nivel global como pocos coches habían generado con anterioridad. Actualmente, y a pesar de su oxidada imagen, no ha envejecido demasiado y aún resulta atractivo como una apuesta decente y moderna de crossover de lujo ultra tecnológico.
En un momento donde parecía una quimera poner en marcha una nueva empresa del motor, Faraday Future logro subirse al carro de las startups de movilidad eléctrica con mucha expectación, a rebufo del éxito de Tesla. A día de hoy, otras empresas compatriotas como Lucid, Fisker o Rivian han conseguido (con mayor o menor complejidad) poner en circulación sus disruptivos coches eléctricos y hacerlo con un interesante éxito comercial y de imagen. En cambio, FF solo ha protagonizado titulares a modo de cantos de sirena sobre proyectos que no se concretan o de escándalos que han salpicado su endeble reputación, como la quiebra de la compañía en 2019 o la manipulación de las cifras de unidades reservadas (401 frentes a las anunciadas 14.000) que ni tan siquiera cuentan como pedidos y que buscaban el hacer más atractiva la salida a bolsa de la empresa. Para colmo, un incendio en uno de los vehículos de pruebas parece haber convertido en metáfora visual la agónica travesía por el desierto de la empresa.
Tanto tiempo transcurrido ha provocado que la empresa no sea tomada en serio y que cualquier anuncio que haga obtenga recelo o peor aún, cierta indiferencia. Un grave problema al que debe de enfrentarse FF si quiere salir de la irrelevancia en la que ha caído, aunque en el pasado todo fuese optimismo y buenas palabras, y afrontar su verdadero reto final. Una nueva directiva, sin el polémico fundador Jia Yueting que tantos quebraderos de cabeza dió, se ha puesto al mando para enderezar la situación y hacerlo sin generar tanta fanfarria a su alrededor. Además, el anunciado noviazgo en 2021 con Geely (dueño de Volvo, Lotus y de parte de Daimler) junto a Foxconn puede ser la tabla de salvación para FF, tanto para sus cuentas corrientes como en asegurarle planes de producto a través de la fabricación conjunta. Pero esto no acaba por concretarse, y la batalla contra el reloj cada vez es más acuciante.
Y de ser así ¿Será suficiente para convertirla en una superviviente de su propia deriva, o su compleja situación en forma de retrasos, errores y transformaciones acabarán con el sueño de Faraday Future? una marca que parece vivir en un eterno futuro.