La noticia saltaba la semana pasada. El rotativo alemán Handelsblatt, en exclusiva mundial, anunciaba que Mercedes-Benz estaría planificando el cese de su división de vehículos eléctricos EQ para finales de 2024. A través de un documento filtrado por fuentes internas de la compañía, el semanario afirma que la desaparición de los modelos de esta submarca no será radical, sino gradual en el tiempo y adaptándose a la salida o relevo de las generaciones actuales. Un movimiento que ha sorprendido a la industria del motor, puesto que EQ se encuentra en plena vertebración y expansión comercial, y que recuerda al adoptado con Maybach en 2011 (cuando la insignia de ultra-lujo del conglomerado alemán Daimler pasó de ser una marca por derecho propio, a un acabado ligado a Mercedes-Benz en sus vehículos de mayor nivel).
Este replanteamiento estratégico no supondría el fin de la razón de ser de los modelos EQ, porque la futura producción global de Mercedes será eléctrica en su totalidad, pero sí provocar el cierre de la submarca como entidad propia. En ese sentido, no resultaría necesario hacer distinciones en el catálogo de productos del fabricante. A su vez, del borrador mostrado se desliza también una posibilidad, y es la de que las próximas nomenclaturas de todos los vehículos de la marca alemana integren el prefijo EQ y la letra a la que hace referencia su patrón actual (desapareciendo los códigos Clase/Klasse). De concretarse esta proyección, estaríamos ante una fusión entre gamas con el objetivo de construir un único rango cero emisiones para finales de esta década.
Ola Källenius, el CEO de Mercedes-Benz Group (hasta diciembre de 2022 Daimler), sería un firme defensor de este decisivo paso hacia la electrificación masiva de la marca de la estrella. Según Handelsblatt esta postura sería, de hecho, una orden expresa de Källenius porque cree redundante mantener esa dualidad entre Mercedes y EQ. Su posicionamiento ha sido claro: Mercedes-Benz deberá ser completamente eléctrica para 2030. Para ello, se está trabajando en una nueva arquitectura modular para vehículos eléctricos que será presentada en el entorno de 2024-2025, sobre la que habrá 3 ramificaciones: MB.EA (turismos) AMG.EA (turismos de alto rendimiento) y VAN.EA (furgonetas). Además, bajo su mandato deberá hacer frente al reto de convertir a MB en una empresa rentable que pueda hacer frente a las grandes inversiones que está suponiendo esta transición hacia la movilidad sostenible. Toda una épica a realizar aún con la alargada sombra de su predecesor, el carismático Dieter Zetsche (CEO entre 2006-2019).
Esta nueva situación puede abrir precedentes en otros fabricantes que también usan submarcas o apellidos para clasificar a sus vehículos eléctricos (como es el caso de VW con ID. Hyundai con Ioniq, KIA con EV, Audi con E-Tron y BMW con i), que en un momento u otro deberán adoptar una medida similar a la que está definiendo Mercedes-Benz. La evolución lógica de este proceso lleva a pensar que los vehículos movidos por energías limpias acaben capitalizando la jerarquía de cada marca, como está pretendiendo, por ejemplo. BMW. La marca bávara ha optado por no diferir en formato a su nuevo buque insignia, la Serie 7, sea el tipo de motorización que aplique. En otros casos, la metamorfosis es más complicada, como en VW, que se encuentra en un dilema análogo al de Mercedes-Benz en el presente. A pesar del anuncio del nuevo líder del grupo automotriz, Oliver Blume, de mantener los motores a combustión hasta que su demanda sea alta, la electrificación seguirá siendo el pilar fundamental para la VW de los próximos años y esta táctica entronca con la hipótesis de tener que deshacerse de insignias de gran valor como Polo, Golf y Passat, en pro de nuevas terminologías bajo ID. También dentro del grupo VAG se ha dado el caso opuesto, ya que Audi ha modificado la nomenclatura de su SUV E-Tron (el primer modelo eléctrico puro de la compañía) para renombrarse e integrarse como una variante de carrocería Sportback del Q8, ahora también electrificado.
Berlinas alemanas del Segmento F. En la imagen izquierda Mercedes Clase S y EQS. En la imagen derecha BMW 7 e i7.
EQ (Electric Intelligence) nació en 2016 y desde entonces mostró varios concepts en salones del automóvil que previsualizaban los futuros productos que lanzarían al mercado, aunque su primer modelo de serie no comenzó a producirse hasta mediados de 2019 (EQC). Sus ventas globales han ido en constante ascenso, si bien a un ritmo menor que sus más directas rivales (La división i de BMW y E-Tron de Audi), las cuales con anterioridad ya fabricaban modelos 100% eléctricos. Como se puede comprobar por la siguiente gráfica, en 2022 se ha conseguido duplicar la fabricación de EQ y mantener una distancia muy similar con E-Tron, pero aún alejada de BMW i que lidera con claridad. Un considerable aumento relacionado también por la importante actividad de lanzamientos que han acometido desde la división eléctrica de Mercedes-Benz en estos últimos meses. Con todo, el total de modelos que están en catálogo entre las tres submarcas es variado a fecha de redacción de este artículo: Mercedes cuenta con nueve vehículos eléctricos (EQA, EQB, EQC, EQE, EQE SUV, EQS, EQS SUV, EQV y EQT) Audi con cinco (Q4 E-Tron, Q4 E-Tron Sportback, Q8 E-Tron, Q8 E-Tron Sportback y E-Tron GT) y BMW con seis (i3, i4, i7, iX, iX1 y iX3).
Ventas globales de las divisiones eléctricas de BMW, Audi y Mercedes-Benz (2019-2022)
Elaboración propia
El principal problema al que tendrá que hacer frente Mercedes-Benz con esta iniciativa es la de adoptar una reunificación interna lo menos traumática posible, ya que EQ representa unos valores y aptitudes ampliamente diferenciados del resto de vehículos de la compañía alemana. Un proceso que puede tornarse crítico en productos que mantengan un halo especial característico. En el caso concreto del fabricante, es innegable que afecta de lleno a la Clase S. Un modelo tan estatuario y símbolo de tradición que es divergente de su variante eléctrica, el EQS, con una estética y disposición tecnología muy personales y vanguardistas. Mercedes-Benz había apostado por dar personalidades heterogéneas entre sus coches de combustión y eléctricos, entendible por el carácter cauteloso de la empresa, pero ha supuesto crear de facto dos idiosincrasias algo contrapuestas dentro de una misma marca. Los nuevos vehículos conceptuales Vision EQXX, Vision AMG y AVTR, presentados el pasado año, parecen adelantar un ligero cambio hacia una continuidad visual más uniforme y que cerraría la actual brecha identitaria.
Con este proceso, se da el pistoletazo de salida a una nueva configuración de marcas y gamas en las que se apueste inequívocamente por otras formas de movilidad y uso de energías limpias, lo que conllevará tomar decisiones de gran calado y rupturistas en muchos casos. EQ ha tenido la labor de introducirse en un espacio desconocido hasta entonces, con resultados aceptables pero no celebérrimos. Su desenlace seria, por contra, el comienzo de un nuevo periodo más prometedor y decidido en aquello en lo que fue pionera, por lo que su misión habría sido cumplida. La ultima palabra la tendrá el Consejo de Administración de Mercedes-Benz en Stuttgart, que decidirá su futuro en breve.
Un futuro que, por ahora, sigue en el aire.