Geely afirma que conservará la independencia de Volvo
[i]China no tiene la tecnología, el saber hacer, ni la cultura empresarial suficientes para dirigir una marca occidental moderna. Este es el resumen de las voces más críticas en Suecia cada vez que se saca a relucir la compra de Volvo por Geely, un asunto casi tan peliagudo a nivel cultural como empresarial. El presidente del fabricante chino, sin embargo, quiere tranquilizar a sus detractores, y ha asegurado a la agencia de noticias Xinhua que si finalmente termina absorbiendo a Volvo Cars, nada cambiará en la casa de Gotemburgo.
Li Shufu, fundador y máximo responsable de Geely, afirma que tiene intención de convertir a futurible filial en una compañía independiente dentro del grupo, proporcionándole el margen de maniobra necesario para crecer y desarrollar su imagen lejos de los prejuicios que aquejan a las empresas chinas. Según el propio Shufu, Volvo mantendrá las instalaciones de I+D, sus actuales líneas de producción, los acuerdos con los sindicatos y la red de concesionarios, por lo que a nadie debería preocuparle una posible deslocalización.
Otro detalle realmente interesante es el coste real de Volvo y las dificultades que Geely se ha encontrado en el camino. Más que el precio del fabricante, que se estima en torno a 1.800 millones de dólares (1.250 millones de euros al cambio), Shufu afirma que el gran escollo a salvar fueron las negociaciones en materia de propiedad intelectual, que ya han quedado resueltas en forma de borrador.
En cuanto a las futuras tecnologías y la forma en que Volvo piensa avanzar hacia el futuro, Shufu señala que la firma sueca lanzará «un vehículo movido por energía» (eléctrica, suponemos) con la colaboración de Geely, que también ayudará a Volvo a reducir sus costes de producción. ¿Importando piezas desde China, tal vez? Esa es solo una de las muchas incógnitas que todavía quedan por despeja
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