Viajar al salón de Ginebra, es como ir a tomar un cocktail a un hotel de lujo sin alojarte en el.
Estas en un entorno exquisito, por poco dinero.
Y es que Ginebra, es el la Boutique de los salones, una caja de Leónidas, frente a una de Mon Cheri.
¿Y qué lo hace tan especial?
En esto, pierdo toda objetividad:
En primer lugar, decir que soy Andorrano, y los Andorranos con los Suizos, siempre hemos tenido una buena relación. Son cómo los primos grandes a los que muchos idealizamos durante la infancia.
El hecho de haber ido durante muchos años con mi padre y amigos, también ha dejado su poso tanto en la retina cómo en el corazón…y de ahí, ciertos rituales que intento mantener, y que detallaré en mi narración, pero, lo que verdaderamente te engancha de este salón, son la infinidad de preparadores y pequeños artesanos, que difícilmente encuentras en Paris o Frankfurt, y que lo hacen extraordinario.
A tan solo 1,15 de vuelo de Barcelona, y al estar Palexpo (sede del salón) a escasos metros del aeropuerto, te permite, a condición de madrugar, hacer la visita en una jornada sin necesidad de pernoctar.
A las 8,15h ya estaba en Ginebra, y a los escasos minutos de aterrizar, ya estaba cumpliendo con el primero de los rituales; desayunar en la cafetería de la estación de trenes adjunta al aeropuerto.
Al tratarse de las jornadas de prensa, las puertas abren a las 7,30h!
Estrenar acreditación y acceder a las mencionadas jornadas genera una creciente emoción a medida que te acercas al torno de entrada.
Una vez accedes al recinto, pasas por el primer hall, que básicamente lo integran lo que en francés llaman “equipementiers” que no son más que diferentes stands de puentes elevadores, túneles de lavado y alguna que otra llanta (disculpad la simplificación)
Unas más que empinadas escaleras, te elevan al séptimo cielo. Nada más pasar el umbral, nos espera una espectacular muestra conmemorativa del 70 aniversario de Abarth, que ella sola ya justifica el desplazamiento.
Si me lo permitís, no entraré en detalles de marcas y modelos, ya que esto, se ha tocado con suficiente detalle en el foro, y en otros medios (sé que los veis)
La configuración prensa, dista de los días para el gran público, dando prioridad a las novedades, mientras que el resto de días, se suelen exponer también las gamas al completo.
A quién madruga Dios le ayuda, no siempre es cierto!
Al tratarse del primer día de apertura, era habitual, ver cantidad de lonas cubriendo celosamente las novedades, a la espera de ser desveladas durante las diversas conferencias de prensa programadas a lo largo de la jornada.
Primera lección: para un viaje más efectivo, ir el segundo día.
El encargado de abrir el vals de la presentaciones, no fue otro que el Dr. Dieter Zetsche
CEO del grupo Mercedes-Benz, que se deshizo en halagos hacia todo lo que se declina en litio.
Que sirva esta declaración para el resto de los expositores: Ginebra ha sido el salón disruptivo hacia lo eléctrico, tanto es así, que el 100% del stand Audi, era híbrido o eléctrico.
Supercars, megacars…la guerra de lo superlativo, está desatada, tanto por potencias cómo por precios.
16,7 millones de euros por La Voiture Noire de Bugatti ! me pregunto, si esto desde alguna perspectiva puede tener sentido.
¿Puede esta inversión llegar a ser rentable? …o estos objetos de deseo no se miden en términos de rentabilidad?…disculpad, pero se me escapa.
Ya va siendo hora de cumplir con mi segundo ritual, saludar al Sr. Franco Sbarro. Afable personaje, hecho a si mismo y pionero en los años 70 del tuning alto de gama.
Para gustos colores, y de colores muchos! Me llamó la atención una notoria presencia de nuevo (si es que alguna vez se ha ido) del color blanco, acompañado de colores pasteles tipo retro, cómo el nardo grey de Audi, para que se me entienda.
Con el madrugón y el pateo, el cuerpo empieza a reivindicar. Es el momento ideal, las 12h, para coger un Uber hacia L’Entrecotte, y con esto dar por finiquitados los rituales.
Por la tarde, ya todas las lonas se habían destapado, a excepción de la de Hispano-Suiza que no lo hacía hasta pasadas las 15,15h para desvelar un más que controvertido Carmen, que por horario del vuelo de regreso, me perdí, y por lo que he visto a posteriori, no lo lamento.
Al llegar al aeropuerto de Barcelona, con la excitación en la mente de todo lo visto, aprieto el botón start de mi coche eléctrico, y una ligera mueca en mi rostro, me confirma que voy en la buena dirección.